CAPITÁN LEGIONARIO PABLO ARREDONDO
Este hombre excepcional natural de Baeza (Jaén), solo vivió 34 años.
Pablo Arredondo prestaba sus servicios en las Fuerzas Regulares de Ceuta pero, invitado por Millán-Astray, fundador de la entonces recién creada Legión, se incorporó a este cuerpo para dirigir la 1ª Compañía de la 1ª Bandera el 1 de Octubre de 1920. Millán-Astray le había prometido: “los mayores sufrimientos, peligros, posiblemente la muerte, pero también la gloria”. ¡Así fue!
Pablo Arredondo participó en 50 combates y sufrió 10 heridas de guerra. Fue condecorado dos veces con la máxima distinción militar: la Cruz Laureada de San Fernando, un hecho absolutamente excepcional.
El 24 de Junio de 1921, durante el ataque a la posición de Ait-Salah, es derribado de tres balazos. Desde el suelo, ordena a sus hombres que no le recojan y que continúen el asalto. A causa de estas gravísimas heridas, estuvo tres años de baja en Madrid y quedó impedido de una pierna. Consiguió disimular ante los tribunales médicos su verdadero estado (les engañó) y, con un terrible artefacto ortopédico que lo torturaba, consiguió reincorporarse al servicio activo en 1924.
Sería su último año: murió en combate en Xauen (Marruecos) al frente de su compañía, que fue totalmente exterminada, el 19 de Noviembre de 1924, protegiendo la evacuación de una columna con heridos.
Si el valor de este hombre es extraordinario, su caballerosidad y bondad, también lo son. Un ejemplo: en junio de 1913 (con solo 23 años) a pesar de estar gravísimamente herido, siguió dirigiendo el combate al frente de sus hombres en Laucien (Marruecos) rechazando varios asaltos a la bayoneta. A pesar de estar literalmente muriéndose, no abandonó a un compañero herido al que salvó cargándolo sobre su espalda. Antes de ser operado a vida o muerte (entonces no existían los antibióticos y perdió un riñón) escribió a su hermano: “tranquiliza a mamá y que no sufra. PESE A QUE SOLO HE CUMPLIDO CON MI DEBER, me proponen para la Cruz Laureada”.
Años después, presintiendo su cercana muerte (fue a los tres meses) otorgó testamento en Tetuán. Estremece esta frase: “lego a mi ahijado Pablo, la Cruz Laureada que lleve en mi uniforme al morir. Encargo a mis hermanos Juan y Luis, que lean una breve reseña de mi vida a sus hijos, PARA QUE AMEN ESPAÑA como yo lo hice”.
Su cuerpo nunca fue encontrado.
¡HONOR A SU MEMORIA!