El pasado 31 de enero, la asociación Tercios Viejos españoles envió al Ministerio de Defensa, para su trámite reglamentario, una carta dirigida a la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (RMOSH) en la que se pedía su parecer sobre la situación, cada vez más extendida, en la que altos cargos de las FAS se colocan como asesores en la Industria de Defensa nada más pasar a la situación de reserva o retiro.
La RMOSH es el órgano de las FAS, compuesto por generales, oficiales y suboficiales, que tiene como misión apreciar la “intachable conducta” del personal militar a los efectos de conceder o retirar las condecoraciones que reconocen esta conducta intachable. Consecuentemente, parece el órgano de las FAS que mejor condensa y representa los más altos valores morales de la Institución militar y, lógicamente, quien mejor puede pronunciarse sobre esta práctica que algunos han denominado de “puertas giratorias”.
Sin embargo, la Secretaría Permanente del Consejo de Personal ha decidido contestar, sin consulta formal a instancias superiores competentes y sin explicación justificada, que no procede que la Asamblea Permanente deba tomar en consideración la propuesta planteada. Esta contestación priva a la RMOSH de su legítimo derecho a resolver en tan importante asunto de orden moral y deja a todos los militares huérfanos de luz y guía en este conflicto.
En ausencia de tan importante criterio moral, la Asociación profesional militar Tercios Viejos españoles, compuesta por militares de todos los empleos y escalas, y poseedora también de profundos valores morales, se ratifica en su posición expresada el 15 de junio de 2021 en el sentido de considerar reprobable el paso de generales a empresas de la industria de defensa, básicamente como “comerciales”. Dicha actuación no resulta ni ética ni estética y es algo que la propia dignidad militar no debiera nunca haber permitido. Consecuentemente, reprobamos dicha actuación, que pone en cuestión la ejemplaridad que se espera de altos mandos de los Ejércitos, modelo y espejo en el que todos los miembros de las FAS se miran, y que alimenta dudas también sobre la ejemplaridad de todos los altos mandos.